En este mundo de cosas extraordinarias, existen situaciones en donde es complicado distinguir entre la ficción y la realidad, Cuando acabe de leer estas páginas, ya no se sorprenderá de que el genial filósofo Aristóteles afirmara que los objetos, al caer, aceleran porque se ponen contentos de acercarse a la Tierra. Ni de que el conde Drácula - Vlad IV - existiera de verdad. Ni de que el Polo Norte ocupara un día la posición que hoy tiene el desierto del Sahara. Ni de que los indios sirionó del Amazonas se mueran de vergüenza si les ven comer, pero copulen en público como quien se come un bocadillo.